Consejos prácticos para el cuidado de los pies
Tras la Semana Santa, cuando el buen tiempo parece que ya quiere quedarse y nos hemos puesto manos a la obra con el cambio de armario, nos encontramos con uno de los dilemas más frecuentes… «¿Me pongo sandalias?»
Y es entonces cuando nos damos cuenta de que nuestros pies probablemente no ofrecen el mejor aspecto, después de 6 meses tapados con calcetines y calzado cerrado en los que hemos olvidado casi por completo dedicarles la atención que deberíamos.
Los pies han de cuidarse de la misma manera que las manos, el cuerpo y la cara. Unos pies descuidados son desagradables y pueden llegar a provocar problemas a la hora de caminar bien. Para evitarlo es imprescindible adquirir una rutina diaria sobre ellos y una buena pedicura al menos una vez al mes, como quien hace una limpieza «a fondo» en la casa.
En el post de hoy, nos centraremos en uno de los principales problemas, que parece aflorar justamente cuando decidimos ponernos zapatos más frescos y abiertos, los talones agrietados y resecos.
Los talones agrietados y la excesiva sequedad en los pies es algo que se puede padecer durante todo el año, pero en verano el llevar sandalias, el contacto con el aire o simplemente andar descalzos, puede provocar un aumento de la sequedad de los pies llegando a provocar grietas en los talones que pueden hasta sangrar y doler al andar o inlcuso infectarse si son muy profundas. No tienen por que aparecer del mismo modo en ambos pies, ya sea porque andamos más fuertemente con un pie que otro, por diferentes longitudes de las piernas, andar ladeando o simplemente por el calzado.
Si nos encontramos con este problema, nosotros aconsejamos llevar a cabo un tratamiento no agresivo pero si la zona a tratar es demasiado gruesa y dura, será necesario cortar la piel muerta primero. Si se escoge este método como primera puesta a punto deberemos proceder con mucho cuidado para no cortar piel sana y provocar una herida.
Para un tratamiento menos agresivo y continuado, bastará con utilizar una lima específica para talones y otras durezas que irá eliminando poco a poco esta piel muerta al mismo tiempo que se irá regenerando. La piedra pómez con la piel húmeda después de la ducha diariamente mejorará la cicatrización de la misma piel.
Una vez hemos puesto al día los talones o las diferentes partes con durezas y sequedades del pie, es el cuidado diario lo que evitará la formación de grietas. Una buena opción será aplicar una crema que contenga un poco de salicílico, urea o manteca de karite, mejorará la cicatrización ya que estimulará la renovación celular. Si las grietas son muy profundas, unos parches con hidro-coloides aportaran la humectación necesaria a esa zona y cicatrizará, pero para ello es imprescindible que la piel alrededor de esta grieta este flexible, y para ello ha de estar hidratada.
Para el mantenimiento diario podemos utilizar una crema humectante, que dependiendo de nuestra piel, podrá ser nuestra crema corporal habitual. A pesar de que algunas personas tienen más tendencia que otras a sufrir piel seca y callosidades en los pies, es importante no dejar de insistir y ser constantes el cuidado de esta zona, ¡no sólo en verano!
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