¿Por qué tosemos?

¿Cuál es la misión de la tos? Aunque nos moleste, la tos es un acto reflejo que resulta de gran utilidad para nuestro organismo. Se trata de un ejercicio de higiene que tiene como objetivo limpiar las vías respiratorias mediante una maniobra brusca, un acto que se origina cuando se estimula la mucosa en los bronquios, tráquea o laringe, ya sea por sequedad, frío o por alguna sustancia química.

Oídos, senos, esófago, abdomen, los revestimientos del corazón y pulmones… Disponen de ciertos receptores que se encargan de activar este reflejo pero donde más se concentran es en la garganta y en las ramificaciones de las vías respiratorias. Cuando dichas zonas se alteran, tosemos y gracias a esta maniobra expulsamos todo lo que «está de más» en nuestras vías respiratorias. Es por eso que, cuando nos atragantamos o estamos enfermos con mucha congestión, toser es más que recomendable.

No obstante, no todos los tipos de tos son beneficiosas… Por ejemplo, la conocida como tos seca no produce expectoración (no nos hace expulsar nada) y nos irrita la faringe creando un bucle de tos por irritación. Para evitar este tipo de tos es recomendable beber agua regularmente, huir de ambientes cargados donde haya humo y mantener la humedad en las habitaciones en torno al 40%.

La conocida como tos crónica o aguda puede tener complicaciones más serias, e incluso ser síntoma de alguna enfermedad latente. y la tos psicógena –en la que el problema no es fisiológico, sino psíquico– aparece esencialmente en situaciones de nervios o estrés, como por ejemplo toser antes de hablar.