¿Qué puede afectar a nuestra capacidad de conducción?
Ante esta pregunta, la primera respuesta que nos viene a la mente es el consumo de drogas o de alcohol, pero olvidamos que determinados medicamentos pueden ser igual de peligrosos a la hora de ponernos al volante si éstos disminuyen la destreza necesaria para conducir el vehículo.
Otras veces, en cambio, no son las características específicas del medicamento las que pueden provocar una situación de riesgo, sino las interacciones que puedan producir con otros fármacos que estemos tomando al mismo tiempo. Estas condiciones suelen ser más frecuentes cuando se trata de una automedicación, puesto que el accidente se puede producir por el desconocimiento de los efectos que tiene el fármaco sobre nuestras capacidades.
Hablamos del efecto sedante, que puede causar somnolencia y disminución de la atención sobre todo en el caso de los antihistamínicos, alteraciones oculares como la visión borrosa o los trastornos de acomodación como consecuencia de tomar ansiolíticos, antidepresivos, tranquilizantes o incluso algunos colirios y pomadas oftálmicas. También se pueden dar alteraciones auditivas –zumbidos, acúfenos– o vértigos y temblores
Para evitar que se produzcan estas situaciones es importante que el paciente consulte la información del prospecto para saber si el fármaco puede afectar potencialmente a la conducción, y en caso afirmativo, averiguar como reacciona ante la medicación antes de sentar al volante del vehículo.
Leave a Reply
Want to join the discussion?Feel free to contribute!