Riesgos y beneficios de la exposición solar a largo plazoRiesgos y beneficios de la exposición solar a largo plazo
El 38% de los españoles desconoce que la exposición prolongada a la radiación infrarroja A (IR-A) es perjudicial para la salud de la piel, y la mayoría (71%) se preocupa tan sólo por las quemaduras, un efecto a corto plazo de la radiación ultravioleta, y no es consciente de las consecuencias negativas a medio y largo plazo que el sol puede provocar. El estudio ‘Conocimiento de la radiación IR-A y hábitos de fotoprotección de los españoles’ realizado por Cinfa desvela que la mayoría de los españoles no es consciente de que el sol provoca el fotoenvejecimiento de la piel, causado principalmente por la radiación UVA, a la que se le suma la radiación infrarroja A. Ésta, además, tiene el riesgo no ser percibida con facilidad ya que, al contrario que la ultravioleta, no aumenta la sensación de calor en la piel.
La Doctora Aurora Garre, asesora médica de Cinfa, explica que «las radiaciones ultravioleta e IR-A procedentes del sol son los principales agentes causantes del envejecimiento cutáneo y responsables de la aparición de muchos de los cambios en la apariencia de la piel y que se asocian a la edad, como las pecas, manchas solares o problemas inmunológicos». También influyen otros aspectos como las quemaduras solares en la infancia, los rayos UVA artificiales o la exposición solar crónica; «es decir, cuando la persona se somete durante años a exposiciones solares excesivas para su tipo de piel», añade. De hecho, «el fotoenvejecimiento depende de dos factores: el tipo de piel y el tiempo de exposición al sol. Así, una sobreexposición a los rayos infrarrojos del sol provoca un estrés oxidativo que causa un aumento de los radicales libres y una ruptura del colágeno de la piel, que además disminuye su capacidad para producirlo. El sol también ataca y merma la producción de elastina,por lo que una piel dañada por el sol es mucho menos elástica», explica la experta. Todas estas modificaciones se traducen a nivel visible en una piel delgada o atrófica o con aspecto de cuero, arrugas, coloración amarillenta, aparición de manchas oscuras irregulares o blancas ovales, vasos sanguíneos evidentes y la aparición de lesiones o tumores. «De hecho, el 90% de los cánceres de piel están producidos por el sol«, afirma la doctora. Aunque el sol también comporta numerosos beneficios, «el bronceado que obtenemos verano tras verano se ‘acumula’ en la piel, y ésta va notando los efectos de las radiaciones en el futuro, porque la piel tiene memoria«, explica. Por eso, «resulta absolutamente necesario fotoprotegerse de una manera correcta y completa para mantener una piel sana y saludable a lo largo del tiempo«. Además de utilizar protectores solares del índice adecuado a nuestro tipo de piel, debemos tomar una serie de precauciones para minimizar los riesgos de la exposición solar. «Cuidarla bien hoy significa salud para mañana«, concluye Garre.
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